«A QUIÉN ENCONTRÉ EN MI VIAJE»

Una guía de diferentes personas que se han asomado al otro lado de la vida.

Autor: AGUSTÍN (Barcelona)

Durante muchos años me pregunté qué es lo que había después de la muerte; han pasado más de treinta años y muchas son las personas y libros que he ido descubriendo en mi peregrinaje (también viajes de iniciación a distintos países centro y sudamericanos, pero creo que, de momento, no voy a detallarlos aquí). Hay muchísimas más personas que han tenido experiencias transcendentales –me encantaría conocerlas-; no obstante, en las próximas lineas voy a detallar toda aquella información que ha llegado a mis manos y que puede servir de guía a cualquier persona que esté interesada en el tema. Si en algo pueden ayudar, tal y como me ha ayudado a mí, tan sólo me restará dar gracias a Dios.

Quisiera hacer una última reflexión desde la perspectiva que da el tiempo y es la siguiente: para averiguar más sobre este tema tiene que ser todo más sencillo; por tanto, el estudio podía resumirse en saber qué hay en ese más allá. Por un lado tenemos la opción de preguntar a las personas que han sufrido una experiencia cercana a la muerte; una gran mayoría y que en la actualidad se contabilizan por millones a los largo del planeta, nos cuentan al regresar -independientemente de la condición social, nivel cultural, creencias religiosas, sexo, edad, etc.- cómo se habían adentrado en un túnel vislumbrando al final una luz brillante que les atraía como un imán; también se producía un repaso de la vida junto a un Ser de Luz, y la presencia de familiares ya fallecidos que le daban la bienvenida. Dada la similitud de los informes, hay suficientes indicios para pensar muy seriamente que estamos ante un hecho real y que muchas de las diferencias que se observan se producen por la dificultad de explicarlas el propio individuo en función de sus aptitudes de comunicación. Y un hecho trascendental, todos aquellos que se han asomado en el más allá no dudan de que su experiencia ha sido real, tan real e impactante que todos ellos manifiestan el haber perdido el miedo a la muerte.

Y también tenemos, por otro lado, aquellos mensajes que muchos seres fallecidos nos han trasmitido a través de médiums, de pacientes en estado de regresión a vidas pasadas, y por supuesto de las visiones que muchos moribundos relatan en la fase terminal de su vida. Los informes debidamente comprobados se cuentan por miles, por tanto la idea de que existe vida después de la muerte tenemos que considerarla muy seriamente e incorporarlas en nuestras vidas como un hecho real y que se puede verificar sin mucha dificultad.

EN SINTONÍA CON EL CIELO (29) Comunicaciones de Roland del 31 de julio al 11 de agosto de 1947

Lo que dice Roland, como lo que dice Pierre, no se puede ventilar con una lectura superficial. ¡Son profundos! En Roland, hay siempre detalles preciosos. Hay que «abrirse»   y dejar que penetren en uno. En la comunicación del 7 de agosto, por ejemplo, leo esto: «Al nacer, todos están predestinados a una misión. Desgraciadamente, muy pocos saben extraer las sonoridades profundas que llevan dentro de sí».  Para captar esas «sonoridades» ¿no es necesaria la «paz» de la que hablaba Jesús en el Sermón de la Montaña y que deseaba a sus discípulos: «Mi paz os dejo…»? Se trata de una paz mental que hace eficaz la Presencia de Dios en nosotros. Esta paz interior es la que los místicos llaman serenidad, y es el gran vehículo de la Presencia de Dios. Esta Presencia de Dios, su Espíritu, produce «sonoridades» en los que son «pobres en el espíritu», es decir en los que no están apegados (aquí que cada uno ponga sus “apegos”)…  ¡Curiosas coincidencias! El pasado viernes asistimos en el hotel Foxá, de Madrid, a la presentación de un curso de Reiki que iban a dar los maestros japoneses Hirosi y Hyacuten. Cuando éste explicó cuál era la meta del Reiki y del yoga dijo que consistía en la Iluminación, y que ésta consistía en la paz interior, en la armonía interna. ¿No es esto a lo que se refería Jesús cuando decía: «el Reino de Dios está dentro de vosotros»? ¡A mí me parece que sí!…  ¡Buenos días!

Jueves, 31 de julio de 1947.

Estoy muy contento de que se te haya concedido una tregua. Pediré muy especialmente que sean bendecidas esas almas generosas que tratan de suavizar tu desamparo. Estos son los tipos de seres entre los que me gusta verte.

Puesto que se te ha dado la oportunidad de estar cerca de la naturaleza, obsérvala atentamente. En el reino vegetal, se encierran muchos misterios.

Que tu espíritu sagaz sepa realizar la metamorfosis y que el menor detalle sea para él el punto de partida de una elevación espiritual.

Las emanaciones del suelo, el efecto del calor sobre una flor…

Con tus ojos, explora la hierba, el musgo; mira los frutos que crecen, que absorben el sol, día a día, para llenarse hasta arriba de savia.

Que sepas interpretar, trasladar al plano divino los milagros cotidianos.

Un coleccionista trata continuamente de aumentar su colección. A ti te debe ocurrir lo mismo; pero tus tesoros están ocultos en lo invisible, y debes romper el velo que te los oculta. Ese velo se desvanecerá a medida que aumente tu santidad.